jueves, 6 de octubre de 2011

Adoptando niños mayores/ recogiendo información

Hace poco me escribía una antigua compañera de penurias preadoptivas. Una amiga virtual que caminó conmigo por el arduo camino de la espera y que, hace tiempo, colmó su deseo de ser madre. Y me pedía que ofreciese un espacio a un tipo diferente de adopción: el de los niños mayores. Una forma diferente de abordar la maternidad que se convierte en una segunda oportunidad para muchas personas, a ambos lados del proceso.

Cuando hablo de adopción de niños mayores quisiera comenzar aclarando muy bien a qué me refiero. Cuando se habla de adopción, es común escuchar de propios y extraños el deseo: "a ver si te lo dan pequeñito, que traen menos problemas": Y con "pequeñitos" se refieren a bebés de poquitos meses. Desde ese punto de vista, un niño de dos años o tres es "muy grande". Pero, sin embargo, no lo son. Continúan siendo niños muy pequeños, más aún teniendo en cuenta que habitualmente, su edad mental, emocional, intelectual y social está por debajo de la que les correspondería.

La gran diferencia, que es la que quisiera recoger aquí, es la que marca desde mi punto de vista, una frontera invisible entre los dos tipos de adopción: la consciencia que tienen los niños mayores del proceso adoptivo.

Este es un tema fundamental. Crear una familia, en este caso en concreto, se basa en un consenso emocional, logístico e intelectual. Las dos partes tienen que aprender a latir en sintonía. Y no siempre será sencillo. Hay un largo camino a las espaldas que los niños ya han recorrido sin sus padres recientes y que han forjado lo que será una parte importante de su experiencia vital y de su personalidad.

Sin embargo hoy, no me detendré más en este tema. Una vez más, os pediré que compartais conmigo vuestra experiencia para poder hacer de ella un elemento de apoyo para otras familias. Os doy las gracias de antemano y espero poder compartir pronto con todas esta información.

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